viernes, 11 de mayo de 2007

A ti...

Como cada mañana y como cada noche se habitan mil recuerdos, en mi memoria de su presencia encantadora; su mirada angélical y esa sonrisa de eterno resplandor que no se va al terminar el atardecer... Cada uno de los múltiples recuerdos me llenan mágicamente de una felicidad infinita que no tiene explicación... Como un río de agua inagotable así pobló mi sufrido corazón, lo curó y lo llenó de mil colores, de ternura y caricias eternas que como la miel endulzó mi triste existencia.

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